CHEVY
De la serie Esteganografía – Paisaje enmascarado
Camión de juguete, piedra, masking tape.
2011

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ESTEGANOGRAFÍA / Paisaje Enmascarado
Proyecto en colaboración con Javier González 
Place: Sala de Arte CCU, Santiago
Materials: Diversos objetos como: autos, refalines, bicicletas, triciclos, patines, mesas, etc., masking tape.
Dimensions: variables, en la sala 17 x 15 x 4.50 mts.   255 metros cuadrados aproximadamente.
Year: 22 de Sept. - 19 de nov. 2011

Este trabajo esta compuesto por una gran cantidad de objetos, los  que han sido recubiertos al igual que los muros y el piso de la sala completamente con cinta de enmascarar (masking tape). El proyecto se articula con  una serie de objetos móviles que cargan sobre ellos otros objetos que superan la lógica física de su propia estructura, lo que significa que lo único que se apoya en el suelo son  ruedas, de por ejemplo:  autos,  patines, skates, triciclos, bicicletas, etc.

Este proyecto es en si mismo un proyecto eminentemente escultórico que asume la condición de la sala como el objeto mas grande que tengo para recubrir.

Esteganografía es un proyecto que establece una relación directa con el proyecto “La ciudad a dos tiempos o el síndrome de Pocoyo (según la Julieta)” proyecto que fue exhibido en el marco de la Bienal de Santa Cruz de la Sierra , Bolivia en el año 2010. Esteganografía recoge esa experiencia  constructiva y se instala en la Sala de Arte CCU de manera excesiva  y obsesiva para construir un “paisaje”, el que silencia su propia composición, y de igual manera intenta silenciar la carga semántica de los objetos.

Al interior de la sala se produce  una levedad visual y matérica, que condiciona al  visitante el que se hace cómplice y se ve obligado a recorrer el trabajo, como una obra de inmersión, por que la única manera de ver el proyecto es ingresando a ella, ya que toda la sala (muros y piso) han sido recubiertos con masking tape (cinta de enmascarar) al igual que todos los objetos que en ella se encuentran.

La condición emocional que se produce al  ingresar a la sala  esta dada por la relación empírica que cada uno de nosotros tenemos con los objetos que han sido dispuestos en este “paisaje”, sin embrago cada uno de ellos establecen su propia lectura, que en consonancia con los otros construyen un lenguaje visual y emocional muy similar al que encontramos cuando ingresamos a una catedral.

Todo esta inmóvil, atrapado por el masking tape, inquietantemente detenido, como cuando nos enfrentamos a una catástrofe,  el instante retratado es justo el momento posterior al acontecimiento dramático.

Créditos fotográficos / Álvaro Mardones

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