Órdenes sistémicos, Acero galvanizado y pintura electroestática. 4 aves (canarios), 186 x 186 x 76 cm. 2019.
NC-Arte, Bogotá, Colombia.
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Curado por: Alexia Atala
La muestra Órdenes Sistémicos de Cristián Salineros para NC-arte, continúa con su investigación sobre las políticas espaciales, mediante prototipos que hacen dialogar a los cuerpos con el espacio y reflexionando por medio de una experiencia sensorial lo que entendemos y activamos en él.
Su obra se involucra con los temas centrales que unen la escultura con la arquitectura. Volumen, escala y las posibilidades del movimiento guían la construcción de sus estructuras, en este caso son jaulas de pájaros, que operan como sistemas de administración de los espacios. Es el caso de la obra principal de esta muestra Órdenes Sistémicos, 2019 , fue concebida en íntima relación con el espacio arquitectónico de la galería. Ésta consiste en una estructura de gran escala compuesta de una serie de 34 jaulas idénticas y comunicadas entre sí. La estructura está hecha para incitar la experiencia del espectador como cuerpo que recorre y que percibe sensorialmente la escala y las posibilidades de esta escultura modular.
Al recorrerse, la estructura con sus rejas traslúcidas genera un efecto cinético, solo posible al tiempo del recorrido. La forma constituye una especie de laberinto que, a diferencia de otras piezas similares, ahora deja más espacio para el flujo del movimiento: si antes la experiencia perseguida era la de una especie de hacinamiento e imposibilidad, ésta nos transmite ahora una cierta organicidad entre nosotros y el espacio. Esta falta de rigidez de la estructura, la interpretamos como un intento de ir más “a los cuerpos” y sus percepciones. Los cuerpos habitan fuera y dentro de la estructura simultáneamente e indistintamente, recorriendo fluidamente este orden sistémico.
Con esta pieza, Salineros recupera varios de los rasgos que han aparecido en su trayectoria de exploración escultórica, por ejemplo, el lugar de la repetición de una forma para crear una trama experimentable en el espacio o, siguiendo lo dicho más arriba, como espacio mismo. La jaula, por su parte, ha aparecido transversalmente, remitiendo al enjaulamiento y las limitaciones del comportamiento de los seres.
En el segundo piso de NC-arte el control se abre a otras dimensiones, relacionado con su opuesto, el azar. Por una parte Ovo error, 2019 una serie de huevos de bronce puestos en fila fijados al muro, y Ensayos cartográficos. Serie migraciones, 2019 una serie de fotografías de formas que no son fáciles de reconocer a simple vista más que como unas especies de geografías, similares a lo que podría ser una visión satelital de la tierra. Ovo error son hechos a partir de moldes reales (huevos), que al ser hervidos por más tiempo del que se debe quedan amorfos por la salida de la clara a modo de explosión. Estos pequeños fenómenos de error interrumpen las formas perfectas del huevo, que al mismo tiempo busca perfección en la formación recta en el muro. Por otra parte, siguiendo esta lógica de lo orgánico, pero desde las huellas del comportamiento de aves en cautiverio la siguiente obra trata de registros fotográficos que capturan las planchas que están bajo las jaulas, salpicadas por los excrementos de estos animales por un periodo determinado de tiempo. Estas formas azarosas generan unas especies de cartografías y símbolos con colores y formas que cambian respecto del alimento y el comportamiento. Al ser los bebederos de agua con formas de continentes, las fotografías del excremento se convierten en fracciones cartográficas que además consideran los flujos migratorios de las aves de una manera metafórica a los grandes flujos migratorios del mundo hoy, entrando dentro de la obra una dimensión política que no había estado presente anteriormente pero de la cuál dado la realidad de hoy es imposible obviar.
Así en la relación de los dos pisos de NC-arte resalta una cierta flexibilidad con el comportamiento y el espacio. La búsqueda de Salineros ha tenido que ver con desnaturalizar lo que se construye en el espacio, siempre determinado por nosotros mismos y nuestra experiencia. Nosotros creamos el espacio a partir de relaciones sistémicas: cada vez que entramos en él hay una experiencia sensomotriz posible que nos hace percibirlo. Esta condición parece abstracta solamente en apariencia, en realidad se conecta con cuestiones concretas de la condición humana como son el poder y el control. Esto es intrínseco en la arquitectura, definida por su capacidad de operar sobre los cuerpos y de definir comportamientos. De ahí que las esculturas de Salineros deban dialogar con el espacio arquitectónico, toda construcción humana es producto de un ordenamiento. Estas piezas nos traen este problema yendo un poco más hacia las posibilidades de la fluidez y los diálogos entre nosotros y las formas.
Texto por Alexia Tala (Curadora)
Créditos fotográficos / Óscar Monsalve